Emigre a Victoria, Vancouver

Si todos los días en Victoria fueran como hoy, me quedaría. Mucho he visto en Twitter estos días sobre el tema de migración a los Estados Unidos, principalmente por opinadores expertos sin profesión o educación en el tema. Eso sí, porque tuitero que se respete, tiene opinión sobre todos los temas existentes, especialmente aquellos que desconoce.
Me escandaliza ver colombianos insultando a otros por vivir en Estados Unidos; me complace saber que se mueren por estar en esos zapatos. Seamos honestos; la calidad de vida que se tiene en Estados Unidos no es comparable con la colombiana.
Sin embargo, en Colombia todavía se tienen lujos pasadísimos de moda que aquí no se pueden tener, como tener empleado(a) doméstico(a). Lo más triste es que se pueden contratar los servicios de trabajadores domésticos porque no se les paga lo requerido; aquí, sin embargo, no es así. En USA, el que quiere azul celeste, que le cueste.
En todo caso, traigo a colación mi desconcierto con tanto participante virtual, y quiero sugerir un lugar diferente para emigrar, donde además serán recibidos con cariño, Victoria.

No es un tabú que los canadienses están desesperados por poblar Canadá. Las heladas son implacables, con todo y lo bello del panorama cuando solo se percibe color blanco. Lo tedioso comienza por las mañanas durante el invierno, con el clima a menos cero, el carro literalmente congelado porque durmió afuera, y sin arrancar. La desesperación por llegar al colegio y al trabajo a tiempo, y el estrés de no tener con quién contar cuando se necesita apoyo o un chance.
En Victoria, sin embargo, la vida es un poco diferente. Se apoya a los padres solteros de una forma extraordinaria. Una de las políticas que me dejaron atónita es el programa de apoyo financiero y de vivienda para aquellos padres solteros con hijos que requieren ayuda del gobierno. Las casas son modestas, cómodas, y coloridas, además de muy bien ubicadas.
El tema en Canadá no es como llegar y pedir asilo. Es más bien llegar calificado con trabajos de mucha demanda y poca oferta. Y cuando digo calificados, me refiero a aquellos no de tal sofisticación profesional que se compitan con Doctores de Filosofía, sino de técnicos o tecnólogos ausentes en áreas específicas, como en uso y manipulación de maquinaria pesada, conductores de tracto mula, soldadores, fisioterapeutas.

Además, vivir en Victoria es económico. En el verano se disfruta la cercanía al mar, y visitar Seattle está a un brinquito de dos horas en ferri por 80 dólares canadienses. Otro punto favorable es el sistema de salud, uno de los mejores en el mundo, el mismo sistema con vigencia a lo largo y ancho de Canadá.
La inseguridad es casi un tema olvidado y los procesos migratorios son cortos, en tres años un inmigrante se puede volver ciudadano. Nada comparado con el proceso migratorio en los Estados Unidos, el cual además genera mucho estrés.
Este verano visité el Castillo de Craighdarroch. No quiero sonar pretenciosa, pero nada comparados con los castillos del sur de Alemania. No voy a negar que la construcción para la época pudo generar conmoción entre los habitantes. Hoy día, el castillo conserva el ímpetu de la vida privilegiada en aquella época. Lo que no me gustó del castillo fue su decoración. Muchos de los artículos no son de la época y chillan con el estilo románico con el que fue construido.

En Victoria, los Jardines Butchart son una fascinación. Eso sí, para quienes se hechizan con el encanto de las flores, sus colores y sus aromas. Para mi hijo de 11 años fue el paseo más aburrido. Después de una hora caminando por cada sección de los jardines me preguntó cuando comenzaba la aventura.
Así me despido hoy desde Victoria y mañana desde algún otro lugar,
@donajodona